Por Luis D'Elía
Humildemente le pedimos a la compañera Milgaro Sala que reflexione en cuento a su práctica política y sobre quiénes son sus hermanos de clase. No es el Encuentro Nacional Aborigen ni el campesinado zafrero jujeño a quien debe combatir.
Es necesario que deponga definitivamente sus actitudes beligerantes y hostiles para con otras organizaciones sociales que son hermanos de la Tupac Amaru a la hora de construir la sociedad nueva que todos deseamos: más igualitaria, más de democrática y más fraterna.
Son innumerables los episodios de violencia que su organización ha ejercido ya sobre otras organizaciones. Es necesario que se serene, que reflexione y que inmediatamente cesen las hostilidades contras los aborígenes y los campesinos.
Y además, le pedimos fraternalmente a Milagro Sala que respete a las organizaciones sociales históricas de estos grupos, que no puede ser destruidos ni con prepotencia ni con aparato.
Le recordamos a la dirigencia de la Tupac Amaru aquella máxima de José Hernández: “los hermanos sean unidos, porque ésa es la ley primera, tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera.”
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