Por Diego Centomo.
Diego Centomo |
El amor, como la política es sin duda el arte de lo posible, no existen los limites, ni las limitaciones y hay tantas formas de verlo y entenderlo como personas hay sobre la tierra, cada uno tiene su forma de amar y su forma de ver la política, están, al igual que en la fe, los que creen y los que no, están los que lo usan para el bien y los que lo utilizan para hacer daño, son en fin muy parecidos, de echo que cuando se habla de volver a los ideales de aquellos años felices de nuestra argentina, se habla de volver a enamorar.
El kirchnerismo es sin duda alguna lo mas parecido a ese primer amor, el problema es que hay muchos que nunca se “desenamoraron” de ese primer amor, por cuestiones lógicas, no se pelearon nunca, no hubo ruptura, los separaron, y hoy en día es el mejor ejemplo de amor platónico en toda la historia, aquel pueblo del que poco queda, sigue enamorado de su amor del que también poco queda, este nuevo amor se podrá parecer pero no será el mismo, y cuesta comprenderlo, el momento histórico tampoco es el mismo, y principalmente los protagonistas no son los mismos. Es difícil entenderlo y por eso algunos se fueron en el camino, las diferencias políticas, así como las de una pareja se solucionan de una sola manera “hablando” cuando se pierde esa capacidad todo se hace cuesta arriba, y la confusión gana terreno. Los Kirchner son una gran pareja, aceitada, se conocen de memoria, juegan de espaldas en lenguaje “futbolero” pero les cuesta hacer sentir parte de ese amor al resto, los espacios de decisión hacen que muchos vivan crisis con este amor, pero el amor es tan fuerte que los Moyano, los D'Elia, los Raimundi y tantos otros enamorados de este proyecto no quieren separarse sin hablar cada vez que surge una diferencia, Néstor y Cristina son como esos maridos a los que no les molesta dejar todos los días la plata en casa para que no falte nada, pero cuando la mujer se quieren meter en las decisiones importantes para la pareja ya no tiene la misma apertura, en lenguaje político, pueden discutir y debatir decisiones de gobierno, pero cuando hay que discutir poder y gestión les cuesta horrores.
Sin duda tanto política como afectivamente estamos enamorados de este modelo, pero al igual que las parejas hay momentos en los que uno de los dos lados esta esperando una demostración de amor, un gesto que reviva la pasión, que ponga todo en su lugar otra vez, y de cara a 2011 eso es imprescindible en el corto plazo, hay muchos que están esperando su momento, y no por capricho, lo merecen por historia y por trayectoria pero por sobre todas las cosas por que han dado grandes muestras de amor por este proyecto.
Por eso reavivemos este amor, llenémoslo de pasión, esa pasión con la que habrá que salir a enamorar a los que todavía desconfían de nuestra capacidad de amar. El amor y la política se parecen y se cruzan, y ambos tienen momentos de confusión pero a los dos los salva solo una cosa, a la política el amor por los mas huidles, los olvidados, los que nunca se sintieron amados y hasta a veces odiados. Y al amor que decir… solo lo salva el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario